LA CASONA DE LOS GATOS

Recuerdo perfectamente la noche en que me quedé sola en la casa de doña Inés. Todos se habían ido al velorio de mi tío Efrén, y yo tuve que cuidar ese caserón frío y húmedo. Ni siquiera el gato quiso estar conmigo. Cuando miré el reloj marcaba las once de la noche. Me fui a dormir, atracando puertas y ventanas.

Inquieta, no podía conciliar el sueño. De súbito, empecé a escuchar voces y lamentos, que al comienzo no distinguía de dónde provenían. Lo que llegaba a mis oídos era un gran ajetreo. que ocurría en la casa de junto, como si muchas personas se preocuparan por algún enfero:

– ¡Vete por el médico!
– ¡Pásame el alcohol y las vendas!
– ¡Háblale al cura!
– ¡Ya déjense de llorar…!

La intensidad de las expresiones iba en aumento, a medida que transcurría el tiempo.

Me sobresalté y quería salir a ver de qué se trataba, pero un temor me detuvo y me enrrollé en las sábanas.

Al día siguiente, le pregunté a la vecina por el enfermo, y ésta me respondió asombrada que enh su casa no había ningún familiar en cama. Le platiqué lo sucedido, y ella me explicó que lo que yo escuché eran ruidos y vocerío extraños, debidos a que en esa casa antes vivió una mujer mala, quien a su muerte nadie la enterró sino hasta mucho tiempo después que se descubrió el cadáver, carcomido por sus gatos que maullaban lastimeramente junto al cuerpo, cuando la hallaron.

Los familiares se enteraron tarde de su fallecimiento, y llegaron exigiendo saber quién había sido la persona que vio por última vez viva a la tía, ya que querían averiguar si ella reveló el lugar donde escondía sus centenarios. Nadie supo darles una respuesta concreta, y los parientes pensaron que los engañaban, decidiendo quedarse esa noche en la casona para buscar las monedas y regresar cuanto antes a su tierra.
En la Catedral sonaron las once de la noche, un suspiro intenso los despertó. Murmullos acosantes se comenzaron a escuchar en aumento, y un intenso pánico se apoderó de ellos. Salieron despavoridos, tropezándose con numerosos gatos que se les atravesaban.

Bibliografía: Espejo, A. (2011). Historias, cuentos y leyendas de Xalapa. 3rd ed. Xalapa, Ver., Mex.: H. Ayuntamiento de Xalapa, Ver., pp. 95, 96.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *